Como quien no quiera la cosa, me doy mi vuelta por el departamento de útiles escolares para echar un vistazo; pero, cuando me aburro, doy media vuelta. De momento, soy inmune al virus del “Regreso a clases”...
"Disfruta mientras puedas"... "Ya te veré"... "Me das rabia"... Me lo dicen cada vez que se acerca marzo; a mí y a todos los que vemos "de lejitos" el inicio de clases y cuya única preocupación es uno que otro tranquecito el día que comiencen a llenarse otra vez las aulas.
Me acompañan en mi grupo de "suertudos de marzo" aquellos padres cuyos hijos no están en edad escolar y aquellos que no han recibido la visita de la cigüeña.
Digo "suertudos" por escapar a las altas mensualidades escolares, a los cuadernos "cool", cuyo precio equivale a 15 libras de arroz y, por salvarnos de recorrer todo Panamá en busca de una lonchera de Hannah Montana, a punto de agotarse.
Ni siquiera había caído en cuenta de la cercanía de la época escolar, hasta que me dio por comprar una libreta. Entré al local y vi que el departamento escolar había crecido en dimensiones y dónde creí encontrar una libreta me encontré con cuadernos de todos los diseños, colores, materiales. Cuando vi un "Jean Book" de cobertura metálica me sentí en mi propio capítulo de los Supersónicos.
Inmediatamente, recordé mis días de escuela primaria cuando me pedían cuadernos de "raya ancha", "de cuadritos", "de doble raya" (nunca lo usaba), pero no recuerdo haber visto nunca "de tapa metálica". Claro, estudié en los días del "Big Friend" de Lomelino.
En esos días, la oferta era menos amplia y prácticamente debías escoger entre dos: Lomelino o Volare; Govil o Durex; cuadernos Panamá o Balboa.
Volviendo a la búsqueda de la libreta... La encontré, pero como estaba "picada" comencé a mirar todo lo que había y sentí un poco de envidia de no haber encontrado nunca un bolígrafo de plumas en mi tiempo de colegiala o un potafolios con portarretrato incluido o un cuaderno de los Jonas Brothers.
Terminé mi recorrido y me dirigí a un lugar que frecuentamos los "suertudos de marzo", el departamento de perfumes; ahí me consentí después de tanto High School Musical.Después de todo, los padres de familia me aconsejan que disfrute mientras pueda, y yo, suelo muy obediente en esos casos.
Como quien no quiera la cosa, me doy mi vuelta por el departamento de útiles escolares para echar un vistazo; pero, cuando me aburro, doy media vuelta. De momento, soy inmune al virus del “Regreso a clases”...
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